Estimados alumnos. He considerado algunos de los siguientes films para ser trabajados en clases.
En consecuencia, agradecerè no los consideren para la realizaciòn de sus evaluaciones.
domingo, 29 de septiembre de 2013
martes, 24 de septiembre de 2013
EVALUACIÒN I
EVALUACIÒN I
EVALUACIÒN I -
INDIVIDUAL O EN EQUIPO MÀXIMO 5
Remitir, conservando el mismo formato, al correo:optativosmadariaga@gmail.com
Plazo máximo: 30 de octubre 2013.
Nombre:
Carrera:
Correo alternativo:
Celular:
I.- Desde la Lectura “Arqueología de la vida cotidiana”:
a) Seleccione un (1) problema que, a su juicio, afectaría la calidad de vida del hombre de hoy.
Fundamente su carácter problemático (causa y consecuencias).
Problema: (1.0 punto).
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Causa y consecuencias del problema: (2.0 puntos).
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b) ¿Cuál es, a su juicio, la mayor dificultad para que las personas “se hagan cargo” de su realidad? (Capacidad para ver la realidad, el problema).
Ante el desafío de lograr que las personas “se hagan cargo” de su realidad, proponga una acción, actividad, tarea, estrategia, camino, o una vía de solución efectiva y real, para el problema expuesto, haciendo uso de un cortometraje, animación, documental, film. Identifique el recurso fílmico con su Ficha Técnica o con su dirección WEB (Youtube).
Dificultad: (2.0 puntos)
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Identificación del Recurso fílmico: (1.0 punto)
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Propuesta de solución desde el recurso fílmico: (3.0 puntos)
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c) ¿Cuál(es) es, a su juicio, la mayor dificultad para que las personas “carguen” con su realidad? (Capacidad para tomar conciencia de la realidad)
Ante el desafío de lograr que las personas “carguen” con su realidad, proponga una acción, actividad, tarea, estrategia, camino o una vía de solución efectiva y real, para el problema seleccionado, haciendo uso de un cortometraje, animación, documental, film. Identifique el recurso fílmico con su Ficha Técnica o con su dirección WEB (Youtube).
Dificultad: (2.0 puntos)
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Identificación del Recurso fílmico: (1.0 punto)
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Propuesta de solución: (3.0 puntos)
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d) ¿Cuál(es) es, a su juicio, la mayor dificultad para “encargarse” de su realidad? (Capacidad para cambiar la realidad; hacerlo; ejecutarlo; pasar de la intención al hecho)
Ante el desafío de lograr “encargarse” de la realidad, proponga una acción, actividad, tarea, estrategia, camino o una vía de solución efectiva y real para el problema seleccionado, haciendo uso de un cortometraje, animación, documental, film. Identifique el recurso fílmico con su Ficha Técnica o con su dirección WEB (Youtube).
Dificultad: (2.0 puntos)
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Identificación del Recurso fílmico: (1.0 punto)
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Propuesta de solución desde el recurso fílmico: (3.0 puntos)
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Total: 21 puntos
II.- Enuncie siete ideas cuya finalidad sea optimizar la calidad de vida del hombre de hoy. Considere ideas que tengan relación directa con el desafío de “Hacernos cargo; cargar y encargarnos de la realidad”.
Idea 1:
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Idea 2:
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Idea 3:
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Idea 4:
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Idea 5:
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Idea 6:
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Idea 7:
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7 puntos.
FIN DE LA PRUEBA
sábado, 7 de septiembre de 2013
DATOS DEL CURSO
CURSO OPTATIVO:
DESAFÌOS EDUCATIVOS DESDE LA MIRADA DEL
CINE
PROFESORA: ANA MARÌA MADARIAGA MEZA
MIÈRCOLES 7º Y 8º SALA A - 552 CASA CENTRAL
CORREO: optativosmadariaga@gmail.com
CELULAR: 9 24 28 392
OFICINA: 530 CASA CENTRAL
HORARIO ATENCIÒN
Oficina 530:
MARTES 10.00 a 15.00 Hrs.
JUEVES 10.00 a 14.00 Hrs.
MIÈRCOLES 7º Y 8º SALA A - 552 CASA CENTRAL
CORREO: optativosmadariaga@gmail.com
CELULAR: 9 24 28 392
OFICINA: 530 CASA CENTRAL
HORARIO ATENCIÒN
Oficina 530:
MARTES 10.00 a 15.00 Hrs.
JUEVES 10.00 a 14.00 Hrs.
LECTURA Nº 1 PARA EVALUACIÒN I
Inspirado en Humberto Giannini
“La reflexión cotidiana” ED. Universitaria. Chile 1999
Conocer al hombre
en cuanto educable, es conocer su existencia real, esa existencia que se hace
día a día, en un entretejido de hechos cuyo sentido debemos ahora indagar. Se
nos ha dado el ser personas con la misión de tener que descubrirnos y
realizarnos como tal; ello no es fácil, cuando no tenemos o no nos damos la
oportunidad para hacerlo. Nos ha correspondido existir en un mundo; un mundo
conformado por espacios habitados que aparecen como posibilidad y reto. ¿Cómo
describiríamos este mundo?
Humberto Giannini
formula una arqueología de la experiencia cotidiana, un camino o método
fenomenológico que irá tras los principios (arque= principio; arqueología=
estudio de los principios) que nos permitirán dar cuenta de nuestro existir…
Cotidiano, nos dirá “es lo que pasa todos los día”. ¿Cuál es el modo de pasar
que caracteriza nuestra vida pasajera; en su vertiente espacial –topografía de
lo cotidiano – y temporal -cronología de lo cotidiano?
Somos seres de
ruta: la ruta es un movimiento rotatorio, recurrente. La ruta describe un
espacio y un tiempo que si saben ser vividos, no tienen por qué caer en lo
rutinario. La rutina es ese trayecto rotatorio global por el que transcurre
nuestra existencia mientras no ocurre ningún acontecimiento que rompa la
rutina.
TOPOGRAFÍA DE LO
COTIDIANO
Domicilio - calle –
trabajo (escuela – universidad) - calle - domicilio…
Con el término
topografía de lo cotidiano, Giannini se refiere a una descripción de los
lugares que conforman nuestra ruta de vida.
Topos= lugar; grafía= escritura, descripción.
Domicilio: Somos seres domiciliados. La casa
nos separa del mundo público, es el lugar para el recogimiento cotidiano, donde
puedo darme el lujo de ser yo; yo en la intimidad o privacidad de nuestro amor.
Mi domicilio está conformado por mi o nuestro espacio que habito o habitamos
–vestimos- con mis o nuestras cosas; mi o nuestros tiempos disponibles para
acogerte, acoger a Dios o a mis invitados al hogar.
Mi domicilio me da
continuidad, seguridad de pertenencia y permanencia, asegura mi identidad, me
permite reposar. El domicilio es el lugar para la reflexión (regreso a sí;
flexión sobre sí); punto desde el cual me preparo para aventurar en el mundo y
al cual puedo regresar como a lo mío.
La calle: Es el lugar de tránsito que me
lleva desde mi domicilio a lo otro; es el lugar de trámite, de pasar, de camino
hacia o de regreso; es el medio de circulación ciudadana. La calle es el
espacio de todos y, por lo mismo, de nadie; en ella soy un hombre más, que pasa
indiferente al lado de otros indiferentes. Pero la calle también es el espacio
para hacer presente o mostrar lo que a los transeúntes pudiera detener e
interesar: propaganda, vitrinas, manifiesto mural o protesta que intentan
invadir las conciencias desprevenidas del que va transitando.
La calle puede
ser también un lugar para el encuentro o reencuentro ocasional; puede ser
espacio para el desvío o extravío del transeúnte que puede distraerse,
atrasarse. La calle es siempre “lo abierto”; lo que me da la posibilidad de
“tomar otro camino”. Un entramado, apenas visible de normas, deben ser acatadas
para prevenir que “pase algo” de tal forma nuestra ruta sea expedita y no se
rompa la rutina, asegurándonos llegar a nuestro destino.
El trabajo, la
universidad, el instituto, la escuela: El ser humano necesita trascender, servir a los demás;
realizarse y ser reconocido como tal.
Para ello se prepara..., cada vez debe estudiar más y enfrentar diversos
retos..., superar calificaciones, no
perderse en el "tener que ganarse la vida". Las relaciones, a veces dificultan el crecimiento personal: jefes,
profesores, compañeros, subalternos, familia...
Trabajo, escuela, universidad, ... son lugares para ser ante otros; son
lugares públicos que se distinguen por la búsqueda de un bien común.
Abandonamos el
domicilio -lugar para la vida privada y la intimidad- para ir a trabajar o
estudiar. Cada lugar público tiene una
finalidad y ello requiere de una actitud y disponibilidad que sepa de respeto
al bien común y al servicio público. Una es la actitud en un pub, otra en una biblioteca,
hospital, escuela, club deportivo, estadio, templo... Incluso, con las mismas
personas, debemos comportarnos acorde el sentido que tiene el lugar que
compartimos: Aunque sea el amigo o el hijo, en el lugar de trabajo o escuela,
el vínculo es de jefe, subordinado o compañero de tareas; profesor, alumno,
apoderado..
Se trata de
lugares donde la comunicación es vertical, jerarquizada: el jefe, el profesor,
el cliente…cada persona es vista en su función de su quehacer público: No da lo
mismo que al paciente lo opere, el enfermero, arsenalero, secretaria
administrativa o aseador. El médico cirujano asume la responsabilidad y cuida
las jerarquías.
La jerarquía
cuando es justa, cuando responde a la complementariedad de las capacidades,
saberes, vocaciones, etapas de vida o trabajo, estudio... son beneficiosas para
todos: indican armonía, seguridad, convivencia en paz. El problema surge, por el contrario, cuando
priman los indicadores de poder por sobre toda razón; los logros por sobre toda
realización. No sucede así, en el trabajo o estudio que da lugar a la
realización y al servicio personal como unidades que se fecundan
reversiblemente.
CRONOLOGÍA DE LO
COTIDIANO
El tiempo civil o
convencional de relojes y calendarios, es el que todos acordamos para programar
nuestros ocios y negocios o trabajos, para dividir y hacer con-mensurable la
historia de la humanidad.
El emperador
Constantino, el año 321, sancionó la semana hebraica y ordenó el reposo
dominical. Desde entonces se establece un itinerario septiforme de recogimiento
y expansión; de reposo y trabajo. El domingo es una pausa de recogimiento, de
reposo domiciliario, un tiempo de reflexión para no perderse en el tránsito, en
el ser para otros sin ser si mismo. Generalmente, el tiempo de trabajo, es el
tiempo ferial; el tiempo para hacer algo, para… adquirir, arreglar, presentar,
tramitar, preocuparnos y ocuparnos de la feria…donde vendo o arriendo mis
capacidades; donde compito, donde debo postergarme y ganar lo suficiente para
fuera del día de feria, fuera del trabajo, en el domingo, en el domicilio,
estar disponible para mi mismo.
Días de fiestas y
domingo, son el punto reflexivo temporal; días para el reencuentro consigo, con
los demás, con la naturaleza, con Dios; son tiempos para salir del olvido y del
anonimato; tiempo para la conversación, para atesorar y narrar lo digno de ser
recordado, contado.
ESPACIOS Y TIEMPOS QUE
DETIENEN LA RUTINA PARA NO CAER EN LO RUTINARIO:
La plaza: es el lugar para restaurar la vida
ciudadana, interrumpir la linealidad de la calle y detenerse para habitar la
ciudad o pueblo; es el espacio reflexivo de la comunidad; el lugar para el
reencuentro ciudadano; para dejarse ver, saludar; para dejar de ser pasajero de
la calle y hacer ciudad junto a los demás. A la plaza se vuelve periódicamente;
en ella se congregan los grupos con intereses públicos comunes: escolares,
universitarios, políticos, religiosos, deportivos, etc. para simplemente gozar
del encuentro. Cada ciudad o pueblo tiene una plaza central desde la cual se
construye y habita; sin ella, la ciudad sería tan sólo un conglomerado de
domicilios. La plaza no es sólo un espacio; se viste para acoger. La vida en la
plaza se muestra con todo su vigor el día domingo; en la semana sólo la buscan
algunos jubilados o se detienen por algunos momentos algunos escolares.
El mall: Actualmente, los grandes centros
comerciales, ocupan mayores espacios que, además de tiendas, contemplan café,
restaurante, cines, amplios espacios para el encuentro, el paseo, la
distracción. Su gran auge, tal vez se
deba a la presencia de guardias, que dan a la familia una sensación de mayor
seguridad con respecto a las plazas, parques y otros lugares abiertos. Es fácil ver a personas de diversas edades,
solas o en grupos familiares que no compran sino pasean por el mall.
El bar o el café: El bar o café es el lugar para
reunirse públicamente con los amigos, sin perder la privacidad; por ello estos
lugares no tienen un centro; pues su misión es dar lugar a los rincones, a la
posibilidad de arrinconarse, a generar lo que Giannini vivencia como “pequeños
universos conversatorios cerrados” y otro como “núcleos confesionales”.
Por
ello hay que saber ir a un café a un bar; saber a qué se va y cómo, de tal
forma no transgredir los espacios ni despersonalizarlos. En el bar o en el
café, el tiempo mundano se detiene para dar espacio a un tiempo que se
personaliza, se habita, se hace íntimo… porque convivo, porque creo un ámbito
de vinculación; porque volvemos a ser nosotros, porque nos hacemos un tiempo
para decir lo no dicho, expresar nuestros sueños inconfesables al simple
público, jefe, funcionario, compañero de estudio o trabajo. Son lugares
propicios para hacer confesiones; para dar testimonio de lo vivido.
En la
ruta diaria trabajo-domicilio, nos encontramos con la posibilidad de detenernos
en el café o en el bar. Pero, insistimos, que hay que saber estar, existir en
ellos; pues el hombre puede degradar su existencia en cualquier punto de su
ruta; es más, en su propio domicilio.
IMPORTANCIA DE LA
COMUNICACIÓN, DEL LENGUAJE, EN LA VIDA COTIDIANA
Cuando el
diálogo que es formativo se suplanta por el lenguaje informativo: Un diario
tiene por oficio llevar la noticia, aquello que quebranta el pasar esperado,
rutinario: el accidente, la violación en una calle o, peor, en el domicilio, la
inclemencia del tiempo o la naturaleza que inesperadamente nos deja sin
domicilio. El problema es cuando la información se tiende a volver rutinaria
porque hemos perdido nuestro carácter formativo, nuestra sensibilidad, la
capacidad de asombro, de crítica, de generar, de ideal, de valorar. ¿Es que ya
no anhelamos formarnos, ser mejores; es la información sólo como curiosidad y
no como descubrimiento que busca entender, saber, valorar?
El lenguaje meramente informativo es lineal,
no da espacio al encuentro, a la fecundidad, a la reflexión; es ferial:
vocifera; se mueve por el principio de la eficacia, busca transmitir, invadir
nuestra conciencia.
Cuando hay
encuentro, respeto, la información se entrega sin invadirlo, con amabilidad,
como una propuesta o invitación a re-crear, a re-pensar, re-plantear. Es cierto
que muchos momentos de la vida –una operación, una huida ante la avalancha
intempestiva, un estado de guerra- requieren de instrucciones dadas por quien
toma el cargo y, por lo mismo, asume la responsabilidad; el problema es cuando
la información suplanta o invade los espacios y tiempos que debían ser para el
diálogo, para el encuentro, la reflexión: domicilio, universidad, plaza, bar,
templo y otros.
El diálogo
suspende la rutina; incluso para hacerla más eficaz pues el diálogo siempre es
fecundo. El diálogo tiene como condición, como requisito que existan los
dialogantes, esto es, personas únicas, que tienen una perspectiva de existencia
porque existimos desde una intimidad única que se enriquece en la convivencia
reflexiva y sobrecogedora; precisamente porque el otro me expone lo diverso; lo
que yo desde mi existencia no había captado. Para llegar al diálogo hay que quererlo;
hay que convocarlo y ser capaz de tener la apertura y la generosidad para
acoger; la valentía para gracias a ese diálogo reconocer muchas veces que mi
perspectiva era errónea. El diálogo puede ser drama o comedia; pero en todo
caso me apela, me pone en juego, me saca de lo rutinario que por anodino se
vuelve muchas veces invisible y que, anquilosado o encostrado, ya no sentimos y
por ello nos hunde sin que lo intentemos superar. El diálogo ha de regirse por
el principio de verdad, de superación.
La polémica
degrada el diálogo: la polémica surge con afán de poseer, dominar, no escuchar,
sacar provecho, abatir, derribar psicológica o físicamente. Puede se una
polémica que surja espontánea o prevista, premeditada. La polémica busca el
enfrentamiento, el encontrón, el conflicto, el culpar al otro al que ve como
enemigo o competencia. El polémico no va a dialogar, va a ganar, a salir airoso
y llamar la atención porque la polémica es bulliciosa.
LA NARRACIÓN COMO
OBSERVACIÓN DIALÓGICA DEL PASADO
La narración da
cuenta de algo, describe lo que pasa. Narramos lo que ha pasado; aquello que se
hace presente en el recuerdo y lo comparto a través de la palabra. Por ello, la
narración es insustituible en el conocimiento de nuestra biografía personal y
de la historia del mundo.
Así, para
comprender los actos de una persona, necesitamos su narración de los mismos y
la interpretación de sus intenciones. Se narra la existencia que es
transcurrir; siempre novedad y recuerdo; en cambio, el conocimiento de las
leyes naturales, repetitivas, inconmovibles, no se narra sino se describe y
explica en el quehacer científico. Se narra para encontrarnos con el otro, para
dialogar.
Muy distinta es
la explicación científica a la conversación: Se hace ciencia para entender lo
que estudiamos y, si se dialoga con el otro científico o estudioso, no es él
foco de atención sino la realidad en estudio.
LA DEGRADACIÓN DE LA
VIDA COTIDIANA: UN RETO PARA EDUCADORES.
Si la existencia
cotidiana, si nuestro domicilio y ruta se degradan, nuestra existencia cae en
la degradación, en el vértigo. Si el domicilio no es un espacio para la
reflexión, si él no me acoge, si no me asila del mundo; si con quien convivo en
el domicilio no entro en diálogo, no hay encuentro; si no soy capaz de fundar
mi o nuestro hogar, caigo en la desolación, huyo del que está allí porque lo
siento ajeno y un impedimento para ser yo. Las cosas me son ajenas, no me dicen
de ni o de nosotros: me invaden. Entonces me aburro y busco la evasión en
cualquiera de sus formas o me violento agrediendo a los que se encuentran en mi
retorno cotidiano y aparecen como obstáculo: el aborrecimiento es una forma
exaltada de aburrimiento.
Si el trabajo se
transforma en un espacio que me asfixia, que me despersonaliza y rebaja a puro
medio, si no me reconoce como persona, si a él voy como a aquello inevitable y
única forma de tener lo indispensable para subsistir o si fascinado por la
avaricia o poder voy a él como a un engranaje de eficacia sin más, al servicio
de mi pasión: caigo en el desgano que me puede llevar a la acidia, depresión, o
en el vértigo del envilecimiento que me convierte en un desalmado.
Aburrimiento,
acedia, inhospitalidad, envilecimiento expresan la degradación de la vida cotidiana,
de la rutina que se vuelve rutinaria: Domicilio, calle, bar, plaza, trabajo,
escuela, Universidad, entre otros, se vuelven inhóspitos porque el hombre se
volvió inhóspito y se perdió a sí mismo en la automatización, la masa, la
indiferencia, la pérdida de los ritos, la conectividad, la rapidez y la
furia...
LECTURA Nº 2 PARA EVALUACIÒN I
Lilian Arellano
Rodrìguez
Cuando
decimos “yo” amo, estudio, corro…. Aludimos a un ser único, íntimo, consciente
(aunque no siempre) de su ser y actuar… un ser indivisible, en el que, si
distinguimos dimensiones, es en orden a estudiar la complejidad propia de su
riqueza de ser. Así, decir “Estoy
afectivamente mal”, no significa que sólo está afectada esa dimensión, como si
se tratara de la pieza de un rompecabezas que si está defectuosa, sólo hay que reparar o cambiar por otra, ya
que no afecta a las demás, ni al todo.
No estamos compuestos de partes yuxtapuestas (una al lado de otra) sino
que somos un ser unitario que, según la situación de vida que estamos viviendo,
es el aspecto o dimensión que influye más o menos en lo único real que es el
todo. Es a esta indivisibilidad, unidad
real, a la que quiero aludir cuando digo que somos seres
“unipluridimensionales”. Por ello, es
importante el ambiente educativo, desde el punto de vista de la comodidad para
escuchar, ver, sentarse, aire, luminosidad… buen trato, afectividad, respeto,
lenguaje… forma de entregar los conocimientos, trabajo colaborativo, salud de
los participantes, capacidad de expresarse y de escuchar…
Educación de la corporalidad: Debemos educar nuestras
sensaciones, percepciones, movimientos, de tal forma la corporalidad nos
presente, represente y sea un medio de realización personal. Aunque mi esencia no sea de índole corporal,
es la corporalidad –aquí, ahora- la que tiene la misión de expresar nuestra
presencia. Digo expresar, pues las cosas
se muestran, las personas se expresan.
En la expresión, a través de un aspecto se presenta un todo invisible. Es a lo que se refería el Principito de Saint
Exupery, cuando decía: “Lo esencial es invisible a los ojos”. A través de la mirada expresamos
sentimientos, estados de ánimo, quien soy.
Nuestra postura corporal puede expresar rechazo, juegos de seducción,
agresividad, creencias… El ser humano se degrada cuando rebaja su corporalidad
a cuerpo y sólo lo muestra; es el caso de la pornografía, la prostitución, algunos concursos en los
cuales la persona es reducida a “exposición canina”. A través de la corporalidad la persona
expresa toda su historia biográfica…
A través de nuestra corporalidad danzamos,
marchamos, expresamos nuestras ideas; en fin, nos realizamos. Hay que educar el oído para distinguir la
música del ruido; educar la mirada para apreciar la belleza y distinguirla de
la fealdad… Nuestra corporalidad se viste y simboliza ideas, ritos,
situaciones: los indios pintan su rostro para representar situaciones de paz o
guerra, los soldados marchan con bototos para simbolizar fuerza; el joven
regala un anillo de compromiso; la persona se viste de distinta forma si va a
dormir, a casarse o al trabajo… Las personan rinden homenaje a su patria a
través de una bandera o besan el suelo en señal de respeto.
Por
ello, el ser humano, desde siempre tiene un ritual de la muerte y entierra los
cuerpos, porque ellos representaban la historia de una vida única…
Educación de la
afectividad:
Debemos educar nuestros afectos, sentimientos, emociones. Todos tenemos la capacidad de amar pero
debemos aprender a amar y ser amados. Aprender a distinguir entre amar querer, amor y obsesión. El mundo de los afectos es amplio, complejo y
puede confundirnos: cariño, soledad, angustia, temor, miedo, inseguridad,
sobrestimación, amor de amistad, amor de pareja, amor a la humanidad o al
semejante, amor pedagógico…
A
veces, el problema no es la falta de amor sino el no saber expresarlo o una
herida no superada. Es una prueba de que
no podemos perder de vista la unitariedad del ser humano. Es interesante el film “La amante Camille Claudel”, la historia real
de la amante del escultor Rodán quien se destruyó a sí misma porque no amó a
Rodán sino que se transformó en una pasión u obsesión de vida, a tal punto que
terminó muy joven en el manicomio.
Educación de la
moralidad: Todos
somos honestos, justos… pero en potencia que hay que educar: aprender a
respetar, a ser considerado, prudente, generoso, responsable, laborioso,
agradecido, fuerte... Las virtudes son
muchas y, en la medida que no las actualizamos, se actualizan los vicios que
también son hábitos: deshonestidad, injusticia, irrespetuosidad,
desconsideración, imprudencia, irresponsabilidad, flojera, ingratitud,
debilidad…
Educación de la
sociabilidad: Cada
uno de nuestros actos afecta a los demás: Somos hijos de…, amigos o enemigos
de…, vecinos de…, profesor o alumno de..., jefe o subordinado de…, ciudadanos
de… y todo ello hay que aprender a serlo.
Aprender a compatibilizar en forma justa el bien personal con el bien
común que, si es verdadero bien, perfecciona a
todos y a cada uno de los integrantes de un ámbito social. Aprender a convivir en paz que es armonía,
proporción y justicia que es equidad.
Aprender a dar y recibir lo justo: no más ni menos de lo que se
debe. Aprender a cumplir con el deber
para tener derechos, pues donde todos piden derechos pero nadie cumple con su
deber no se puede vivir; como tampoco a la inversa.
La sociabilidad es un tema de gran interés educativo:
educación para la convivencia familiar, educación ciudadana, educación para la
convivencia escolar, educación para la convivencia en diversidad.
Educación de la
intelectualidad:
Debemos educar nuestro entendimiento, discernimiento; nuestra capacidad de
encuentro con la verdad real y con la expresión de la misma, aprender a indagar
y a enseñar la verdad aprender a expresarla sin desvirtuarla.
Educación de la
esteticidad:
Debemos aprender a descubrir, admirar y gozar de la belleza de la naturaleza y
de la obra de arte; de la belleza del ser personal… Aprender a cultivar la
belleza natural y artística…
Educación de la
transtemporalidad:
Nuestro tiempo no es lineal: No son lo mismo 5 minutos en la antesala del
dentista, en un examen difícil, en una celebración o junto a quienes amamos…
Nuestra existencia es biográfica: hay personas que pueden haber vivido mucho
tiempo y no haber realmente “vivenciado nada”… Nuestra existencia se va
construyendo con aprendizajes que van formando parte del tesoro acumulado a
modo de recuerdos… Pero debemos aprender a distinguir entre lo que hay que
atesorar y lo que hay que poner en la bolsa de la basura y desechar: no
anclarse en el pasado que pasó, sino mirar el futuro para en el presente hacer
proyectos: quién quieres ser, cómo lo serás, qué deberás entonces hacer, No vaya a suceder que llegados al final de
nuestra vidas actuales… nos demos cuenta que, realmente, no hemos vivido por
olvido de nosotros mismos y no descubrimiento de quienes debíamos amar.
Educación de la
transespacialidad:
Aprender a habitar el espacio, a transformarlo en ciudad, en hogar, escuela,
universidad… Tema importantísimo y tan
dejado de lado por los profesores. No
sólo necesitamos un espacio donde estar sino que necesitamos un lugar para
realizarnos, hacerlo nuestro, que nos exprese.
Cuando digo “hacerlo nuestro”, no me refiero a un nuestro de propiedad
sino de vínculo, de compromiso, de amor.
Ese nuestro –y vuelvo al Principito- de la rosa que es única porque tú
la cultivaste, a ella dedicaste momentos de tu vida; el mismo nuestro cuando
con nostalgia echamos de menos “mi casa”, “mi barrio”, mi ciudad”, “mi país”,
“mis amigos...” No se trata de “tener”
una casa sino de educarse para ser capaz de formar un hogar; construir un
pueblo, una ciudad, un país, una escuela, una plaza…
Educación de la
religiosidad:
Debemos educarnos para distinguir ignorancia de misterio. De las ignorancias, el hombre puede salir por
sí mismo; de los misterios no; pues nos referimos a preguntas por el antes y
después de esta vida. ¿Por qué y para
qué fuimos creados? ¿Existe el Bardo? ¿Por qué nacimos precisamente aquí, en
esta familia y tiempo? Cada religión
tiene sus creencias; cada persona las tiene… Lo importante es estar consciente
de ello e insisto: respetarnos. Todo
credo que saca a luz lo mejor de ti, es muy respetable. Por supuesto, el estudio de esta dimensión
es extenso complejo; su educación lo es más.
LECTURA Nº 3 PARA EVALUACIÒN I
Lilian Arellano
Rodríguez
Desde la perspectiva de una
pedagogía educativa que tiene presente a la persona humana como un todo
indivisible, podemos distinguir fases que siempre involucran ese todo y trabaja
colaborativamente con los demás, en una convivencia en paz. Así, el pedagogo
debe saber crear situaciones educativas, que impulsen integralmente el proceso
educativo, en sus distintos aspectos:
Primera fase:
Preparación para vivir el encuentro
Causa de muchos desvíos de la existencia y
despersonalización de la misma, es la carencia de un sentido por el cual
vivir. Deambulando por la vida, sin una
dirección, sin un proyecto de ser, actuamos reactivamente. El desinterés,
desgano, acidia, aburrimiento van disminuyendo cada vez más las energías que
necesita toda persona para configurar un modo de ser que enfrente los retos u
obstáculos que le presentará la vida y los propios errores que debemos salvar
para realizarnos. Sin energías, sin
creatividad, sin un para qué vivir, no estaremos en condiciones de fundar
ámbitos de fecundidad necesarios para crear el ambiente educativo y el
encuentro pedagógico.
Mis
decisiones trascienden mi ser; mis errores o aciertos no sólo me afectan a mí
sino a otros; no soy un ser aislado, cerrado, sino abierto y actuando sobre
otros seres. Es más, dada la naturaleza de nuestra realidad, descubriremos más
tarde o más temprano, que sólo nos realizamos en el encuentro. Sin desarrollar
la capacidad de encuentro, no seremos capaces de atender a la verdad de la
realidad, ni descubrir la belleza natural como tampoco recrear la belleza de la
obra de arte y valorar al artista, tampoco tendremos la fuerza de se para
actuar correctamente, a pesar de los obstáculos, ni la sensibilidad para amar
al semejante… Si queremos enseñar las ciencias, las artes, las tecnologías, la
naturaleza y el ser humano, lo trascendente, debemos aprender a crear ámbitos
de convivencia fecundos; por ello, educar para el encuentro debe ser uno de los
propósitos centrales de todo quehacer formativo.
Educar la capacidad de encontrarse, requiere enseñar, es
decir, ocasionar situaciones que permitan:
a) Distinguir entre objetos y ámbitos: Si trato las
realidades ambitales y las cosas u objetos del mismo modo, confundido, valoraré
lo que es útil y despreciaré o rebajaré la dignidad de lo valioso. Las cosas
son asibles, utilizables, canjeables, a-personales, tienen precio; las
realidades ambitales, en cuanto personales, deben requieren ser acogidas,
valoradas como tales. Un objeto –un piano- puede ser elevado a realidad
ambital, en la medida que la persona lo “habita”: esa interpretación musical
que extraigo de “mi piano”, ese regalo que representa un momento único de mi
vida, nuestro hogar…, nuestra Universidad…
b) Distinguir hecho de acontecimiento: Un hecho es un dato
observable, medible, encasillable en un espacio y tiempo. Un acontecimiento es
un algo que nos acontece, que nos impacta, que conmueve nuestro ser, que no nos
deja indiferentes, sino conforma la historia de nuestra existencia. Para captar
la diferencia entre hecho y acontecimiento, debo captar su sentido. Para algunos, entrar a la Universidad puede
ser un hecho; para otros, un acontecimiento…
c) Distinguir significado de sentido: El significado lo da
la comprensión abstracta de los conceptos. El significado lo encuentro en un
diccionario. Así, si sé lo que significan los conceptos “mi”, “padre”,
“muerte”; es claro que tendré claro el significado de la frase “murió mi
padre”; pero no el sentido tan distinto que tiene esa misma frase dicha en dos
personas cuyas vidas han sido entretejidas de muy diversa forma según él
sentido que ha alcanzado en ellas la presencia de su padre...
d) Distinguir entre producto y obra: Un poeta no produce o
hace poemas; los crea. Los productos pueden reproducirse en forma automática.
Un producto requiere sólo de la técnica que requiere su producción. Cada
creación, en cambio, es única; expresa
un momento único de un ser también único; lo expresa; lo extiende en el
tiempo… El poema “Éramos los elegidos
del sol” de Huidobro, surgió en un momento irrepetible y es, por lo mismo,
irrepetible”
La creación transfigura la realidad en un sentido de
belleza, intimidad o religiosidad: el palo de escoba para el niño se transforma
en su caballo; la casa humilde en una morada –hogar; el pañuelo en un símbolo
de amor…
Segunda fase:
Recreación y encuentro
Es posible crear formas de unidad profundas y fecundas que
no implican un apoderamiento o uso de la realidad o de las creaciones
realizadas por otros; sino por el contrario, requieren de nuestra actitud de
respeto, entendimiento creativo y no por ello manipulación o lejanía.
Refiriéndose a esto, Alfonso López
Quintás dice: “Una vez vivida esta experiencia, verás con toda nitidez
que la libertad y los cauces normativos se complementan cuando se vive de forma
creativa; no se oponen”. (“Cómo lograr una formación integral”. Ed. San Pablo.
Madrid 1996; Pág. 46).
Respeto e
inspiración se unen cuando vivimos desde y hacia lo profundo, lo valioso, lo
fecundo...cuando somos capaces de abrir nuestro entendimiento, nuestro
“corazón” para otra realidad que me solicita o inspira… Para acoger una obra o
una realidad ambital, debo re-crearla, vivenciarla, interpretarla, hacerla
íntima hasta que reviva en mí. La obra renace gracias a mí y a su vez me
potencia, inspira, realiza. Es una experiencia reversible: “voy en busca de una
obra y la configuro en virtud del impulso que ella misma me otorga” (Ibíd. Pág.
46). Esta experiencia es requisito para existir en plenitud los ámbitos
personales: amorosos, artísticos, científicos, éticos, religiosos, etc. Se
trata de ser capaz de llevar a cabo la experiencia de encuentro: experiencia
reversible que se das entre seres personales; entreveración de almas; diálogo.
El encuentro me apela, me suscita, me inspira…voy al encuentro no bajo el
esquema dices-efectúo o actúas-padezco sino co-participamos, co-creamos, nos
invitamos, hacemos nuestro, colaboramos. Por ello el encuentro requiere de amabilidad
versus violencia, confianza versus temor; valoración versus abuso.
La finalidad
educativa, o en lenguaje de moda “competencia” de todo educador, debe ser
“enseñar a fundar ámbitos fecundos de recreación y encuentro. A lo largo de la
vida descubriremos que cada realidad (nosotros mismos) no somos cosas sino
ámbitos, posibilidades que se abren y ofrecen una riqueza insondable de
posibilidades a la mirada inspirada.
Tercera fase: Aprender
a usar el lenguaje en toda su fecundidad
El lenguaje no es sólo un medio para comunicar algo; tampoco
encontramos en esta función su mayor energía ni su fuerza formativa.
El lenguaje crea ámbitos: Ámbitos de belleza, de acogida, de
bondad, de religiosidad. Por lo mismo, un lenguaje impulsado por el odio o por
el afán manipulador se autodestruye porque anula toda posibilidad de encuentro.
De ahí el cuidado con el uso de los llamados “términos talismanes” o “esquemas
dilemáticos” que prejuzgan en la medida que están vacíos de significado y
sentido; buscando el poder y para ello escisiones arbitrarias, simplificaciones
falsas en una mirada superficial de la realidad. La creación de ámbitos, la
elevación de objetos a ámbitos, no es posible si se carece de la capacidad de
integrar vertientes diversas de la realidad: libertad y compromiso, sacrificio
y felicidad, intimidad y expresión, dignidad y servicio; son algunos ejemplos
de la unidad de diversos en lo profundo.
La palabra, la
imagen y el silencio son vehículos expresivos del encuentro: Es cierto que cada
palabra tiene un significado que debemos conocer pero ese significado debe ser
fecundado por nuestras vivencias de encuentro, de tal modo que “den cuerpo” a
las realidades ambitales, permitiéndonos comunicarnos y comunicar un sentido
único; no sólo comunicar “algo”.
Necesitamos
conocer las palabras guardadas en diccionarios, necesitamos conocer su
significado y usarlas para correctamente comunicar algo; pero el lenguaje tiene
un sentido superior: puede alumbrar modos únicos y originarios de sentido. Mediante
el lenguaje expresamos acontecimientos, pensamientos originarios, credos,
sentimientos, poemas, mundos imaginarios y mundos descubiertos…
Cuarta fase: Cultivar
el descubrimiento de los valores que impulsan la vía de plenitud
La complejidad de nuestro ser, de nuestra existencia, nos
lleva a distinguir entre energías que nos encapsulan en un egoísmo que va al
mundo ansioso de poder y esas otras energías que me llevan a realizarme en un
servicio de amor a los demás.
Egoísta, me siento centro del universo y toda realidad que
se me presenta la considero medio de mis propósitos. Deseo dominar, poseer y
disfrutar las realidades que aparecen deseables a mis impulsos de satisfacción.
Paradójicamente, la realidad que apetezco para satisfacción de mi ego, me seduce,
me fascina. Al adueñarme de estas realidades, al poner el sentido de mi vida en
las cosas, al reducir lo ambital a lo cósico, siento euforia, exaltación; pero
al mismo tiempo, esta visión del mundo y de mi propia existencia me rebaja, me
anula en mi condición personal, me insensibiliza para los valores más nobles,
me deja en la soledad de quien es incapaz de encuentro: es el proceso de
vértigo.
Tanto el vértigo como el éxtasis conducen a emociones
intensas; pero el primero es la caída del hombre que lo lleva a la pérdida,
destrucción de sí. La pasión, las drogas, la velocidad, las sensaciones, son
estimuladas al máximo, sin importar cómo ni a riesgo de qué. Se confunde, entonces, la exaltación con la
exultación que es, por oposición, el goce de la auténtica realización personal.
El éxtasis emerge desde la vocación de ser, de ser personas
que van al encuentro de otras personas y dispuestas a la generosidad, al
respeto, agradecimiento, responsabilidad, compromiso, sacrificio de amor. En
esta vía de éxtasis, se despliega la sensibilidad para la grandeza de los
valores, de los ideales, de la nobleza, lo sagrado, el respeto, la piedad. Es
el ámbito de la felicidad, del encuentro; de la apertura a los valores aunque
estos nos exijan esfuerzo y no nos ofrezcan placer, posesión, poder. Los
valores confieren dignidad a nuestras acciones porque expresan la dignidad de
nuestra esencia de ser. Los valores se revelan a quien participa de ellos:
quien quiera descubrir el valor de la justicia no debe limitarse a informarse
sobre ella, pues sólo sabrá de ella quien la vivencia a través de una vida
justa, de actos de generosidad, de fundar vínculos de armonía, equilibrio,
colaboración. (Alfonso López Quintás, contempla cinco fases; pues separa la
distinción de las experiencias de vértigo y éxtasis del descubrimiento de
valores. Nosotros pensamos que es mejor presentarlas integradas, para facilitar
su comprensión.)
LECTURA Nº 4 PARA EVALUACIÒN I
Lilian Arellano Rodríguez
Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y
optar por aquellas respuestas que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”: Dar la espalda a la realidad es una
actitud suicida y homicida de la cual somos inevitablemente responsables. Así,
es suicida quien construye castillos en el aire, desconociendo el terreno; pues
proyecta un futuro sin considerar la verdadera realidad. La imaginación pueril
como es sabido es la que se pierde en ensoñaciones sin punto de apoyo en la
realidad. En el film “La Carnada” de
Bertrand Tavernier, los jóvenes proyectan, sin más, en menos de un año montar
un negocio y hacerse millonarios… Son tres jóvenes; sólo uno de ellos –ella-
trabaja atendiendo una boutique; se dan cuenta que así no juntarán el dinero
necesario y han proyectado todo para “ahora, pronto”… Idean que ella atrape
hombres millonarios; cuando la lleven al departamento, será cuestión de dejar
la puerta abierta… ellos entrarán y sacarán el dinero… Resultado: un cruel
asesinato pues no se convencen que la víctima no tenga dinero donde vive:
emplean la fuerza para intentar hacerle hablar... Son tomados presos, navidad será la próxima
semana… Ella, al ingresar a la comisaría y ver que el jefe de policía usa una
costosa lapicera… saca un papel para
averiguar su teléfono…; aún piensa que el plan puede resultar y ser ricos antes de navidad. Por lo mismo,
el niño, en su inocencia, a fuerza de imaginar sin fundamento real que
es Superman, se lanza por la ventana de un alto piso… Es un niño (un crío)… es
nuestra responsabilidad. No es lo mismo
crianza que educación. La educación
requiere de la capacidad de discernir entre lo aparente y lo real, deducir las
consecuencias y, luego, elegir… En la
crianza, el adulto (padres, profesores, médicos) deben elegir lo mejor, lo que
es bueno para el crío y evitar lo que realmente es nocivo para él.
La imaginación creadora, madura, en
cambio, se nutre de la realidad y trata de mejorarla o transformarla, pero
considerando la naturaleza de ésta, su propia realidad, los condicionantes y
las consecuencias de su acción. Tal es
tu real capacidad –sus debilidades y fortalezas- tales son las oportunidades y amenazas a que
se deberá enfrentar,, tales son las condiciones del momento y tales las
consecuencias… Podrías tener capacidad
para pescar, bote, pero a lo mejor se anuncia un temporal o sería una
desconsideración hacerlo cuando están en peligro de extinción o temporada de
crías. Desconocer la realidad y
construir la existencia a espaldas de ella es suicida y «homicida»: un peligro
privado y público; bien porque, inmaduramente, proponen proyectos ilusorios,
que acaban en la frustración de todos los que ilusamente se alistan confiados
tras ellos; bien, porque inmoralmente se mueven en el engaño para propio
beneficio. Así, por ejemplo, es fácil
que los traficantes de droga, en un principio las regalen para crear la
adicción, pero ellos, en cambio, no las consumen; pues saben muy bien sus
consecuencias. En cualquier caso, por
ignorancia, inmadurez o engaño, se trata de un peligro privado y público. De ahí la importancia de, antes de tomar
decisiones, conocer la verdadera realidad, proyectarla…
Por eso conviene experimentar la
realidad cotidiana, informarse, recurrir a los aportes que hacen los distintos
saberes y echar mano de la experiencia ajena, a través de la literatura, el
cine, las artes plásticas, los medios de comunicación, la familia, los
educadores.
b) Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios: Un ideal es una idea de perfección
sobre nuestro ser, nuestra existencia y el mundo… Su origen es la misma
realidad, en cuanto desentrañada por una inteligencia que ha respetado su
ser esencial y, por lo mismo, vislumbra
caminos para su cultivo, esto es, distingue entre nutrientes y nocivos. Ninguna mente sana puede poner como ideal la
violencia, la inequidad, la desconsideración, la drogadicción, el abandono;
pues evidentemente son nocivos.
“Sería idealismo positivo considerar
que la historia humana se construye también con ideas e ideales, y que es puro
conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar que no hay más cera que
la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la vulgaridad y la ramplonería,
tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos horizontes. (…). Una cosa es
soñar utopías cuyo fracaso conduce a la frustración de los ideales por los que
nacieron, otra bien distinta ampliar el ámbito de la realidad posible, para
encontrar siempre ante cualquier problema una salida. Los enigmas excitan la
imaginación y la razón creadoras; las aporías, los callejones sin salida
bloquean las capacidades humanas y acaban matando el impulso vital.”, dice
Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política, en la Universidad de
Valencia. (Cf.
http://www.zubiri.info/cortina.htm )
Quienes de espalda a la realidad
elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo relativista,
direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o dominio sobre la
realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda a la realidad
intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no pensantes, no
críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales: seres
manipulados pero no educados.
c) Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la realidad de
un ser humano “situado”, que nos permita cumplir con aquellos tres momentos
éticos de que habla Ignacio Ellacuría: hacerse cargo de la realidad, cargar con
ella y encargarse de ella para que sea como debe ser.
Si queremos educar, debemos conocer
la realidad que viven nuestros educandos; cómo la experimentan, qué sentido y
valor le dan en el marco y horizonte históricos de sus vidas. Ser científicos
es ser investigadores, indagadores de la realidad misma: es en la realidad
donde encontraremos la explicación de lo que le acontece. Esto, que pareciera
obvio, a veces parece olvidarse; pues son muchos los que hacen discursos sobre
cómo educar sin mirar al educando real; sin interesarse por sus anhelos y
temores, sus penas, alegrías y esperanzas o desesperanzas. La hipótesis, la
variable determinada, la muestra, la fórmula estadística…; eficaces en el
ámbito del mundo predeterminado y lógico - matemático; dejan de lado, desde el
punto de partida, lo más esencial del ser humano: su toma de conciencia, su
libertad, su vocación de dignidad, su alma, su mismidad… Por ello, se acumulan
estadísticas y cientos o miles de investigaciones sociológicas sobre la pobreza
y el hombre sigue indigente; lo mismo acontece con la educación…y con otras
áreas humanas. Tratemos, entonces, de entender la realidad del educando, la
nuestra y el mundo real en que nos encontramos situados. No se trata de conceptos abstractos, ni de fórmulas
preconcebidas; sino de experiencias únicas que ocurren en la historia de vida
de personas también unas e íntimas.
c.1) «Hacerse cargo de la realidad» implica entender la situación real que tenemos ante
nuestra mirada. Por ejemplo, entender la situación de agresión y falta de
respeto ante la cual podríamos encontrarnos en una sala de clases: Entender sus
causas, motivos que la impulsan, formas de expresión, situación familiar de los
educandos… Estudiar la realidad de cara a ella, no es lo mismo que estudiarla
en la abstracción de un discurso lineal sobre la violencia que puede aparecer
en un libro. No digo que el libro no
sirva sino que es complemento… pero no sustituto de la realidad. El libro puede aclararnos algunos conceptos,
entregarnos algún lenguaje apropiado, algunas estrategias, precisamente, de
acercamiento a la realidad que nos preocupa y la cual debemos indagar. Recuerdo un profesor de cuarto básico que
acudió a la Universidad para pedir una intervención en el curso del cual era
profesor jefe… Se trataba de niños entre 9 y 11 años a quienes catalogó de tal
indisciplina, que le eran “Incontrolables”.
Recuerdo haber partido con una dinámica que dio por resultado que ante
un incendio, varios de ellos preferían esconderse en un armario o taparse con
sábanas y dejarse morir… No había caso, no querían vivir ¿La razón? Producto de
otra dinámica: la carta a un amigo desconocido y leal que guardaría el secreto:
varios contaban que sólo molestaban en su hogar, que tenían miedo a la
violencia del padre alcoholizado, la madre ya sin paciencia… Otros… acusaban
ser abusados sexualmente y no ser creídos o encontrados culpables y no contar
con el apoyo de la madre. Uno de ellos,
prometía salir de su flojera y tener la casa limpia, los platos lavados y ninguno
roto, para cuando llegara su madre del trabajo, quien lo amenazaba con
abandonarlo si no hacía bien las cosas… Y el profesor, que los veía a diario y
ya por cuatro años, no tenía idea…
Para hacernos cargo de la realidad
de cualquier realidad y llevarla hasta un salón de clases para tratarla con los
alumnos y/o apoderados, sin herirlos, sin exponer sus vidas privadas, el cine
nos entrega un aporte pedagógico incalculable; pues a través de su ficción
podemos llevar, en un lapso de dos horas, la violencia tal cual se da en
situaciones reales de vida: así, podemos presenciar la historia de una agresión
física y psicológica desde sus inicios y hasta su culminación; aprehendiendo a
través de ella lo que ocasiona el grito, la humillación, la tolerancia de lo
intolerable y, al final, la liberación y la búsqueda de la identidad perdida.
El cine, nos recrea una realidad sin desintegrarla; pues al igual que la vida
real, hace uso de un lenguaje no lineal. Nos permite conocer todos los factores
que inciden; la historia misma de cómo se fueron dando; los personajes
involucrados y sus formas de actuar e influir en ella.
Una pedagogía experiencial necesita
instalarnos en la realidad misma para que, por empatía, accedamos a ella
experiencialmente; a través no sólo de una observación directa, sino íntimamente,
esto es, haciéndola formar parte de nuestras propias experiencias de vida
–acogiéndola- para luego entenderla comprensivamente. A ello aludimos cuando decimos “me pongo en
el lugar de”, “siento en carne propia lo que te ha pasado”. Se trata, entonces, de imaginarse
intelectiva, moral y afectivamente lo que otros han vivido; es lo que también
se logra con las historias fílmicas que mágicamente, con el uso de los recursos
del lenguaje cinematográfico, nos introducen en un mundo que, aunque sabemos ficticio,
nos hace sentir lo que viven los personajes: nos enojamos con ellos, reímos,
lloramos, criticamos, damos consejos… El espectador de cine, en la medida que
conoce todos los elementos que conforman una situación: quienes son los buenos,
los que mienten, los engañados, las intenciones de los personajes, sus
fortalezas y debilidades, etc., entiende la realidad, por ello, puede “hacerse
cargo” de ella y, seguidamente, “hacer los cargos que corresponda”, esto es,
“cargar con la realidad”.
c.2) “Cargar con la realidad” implica determinar y analizar los distintos grados de
responsabilidades que se articulan en una situación; distinguiendo entre
causas, influencias y condiciones. La causa es la determinante. Si no tienes el
don o virtud del canto, por ejemplo, jamás podrás cantar bien, aunque tengas la
oportunidad de acceder a los mejores maestros de canto. Pero si cantas bien, la
causa es tu don y tu esfuerzo por realizarlo; el maestro ha sido una buena y a
lo mejor gran influencia o apoyo positivo, que ha facilitado la acción de la
causa que es siempre íntima, pero no es determinante de tu realización; pues
somos libres. Ahora bien, podrás saber cantar; pero si estás afónico o estás en
un recinto donde se debe guardar silencio; hay que esperar o hacer algo para
que cambien las condiciones. En otras
palabras, la causa es determinante; las influencias y condiciones, no. Existiendo la causa –el talento- el ser
humano puede superar toda influencia y condicionamientos, como también puede no aprovechar las influencias y
condicionamientos positivos: Tiene talento, lo medios óptimos para aprender, el
tiempo y lugar apropiado, pero la falta de voluntad o inseguridad, inhibe la
actuación de la causa, esto es, la actualización de su talento. Superados los vicios o debilidades, podrá
realizarse si lo hace “a tiempo”; pues algunos talentos son condicionados por
el paso del tiempo, a tal punto, que se vuelven un “imposible de realizar”;
ejemplo, el tenis a gran nivel, la danza.
Las causas son siempre íntimas o internas (La causa de que el vidrio se
quiebre con una piedra es su fragilidad; si no fuera frágil, no se rompería ni
con un balazo. Influencias para que la
fragilidad actúe son muchas: agua hirviendo, un terremoto, un alunizaje… Cargar la realidad, entonces, implica tener
claridad sobre cuáles son las causas de un actuar y qué lo motiva o influye,
condiciona.
c.3) “Encargarnos de la realidad” implica estar en condiciones de poder asumir la propia
responsabilidad frente a quienes nos hemos comprometido. Somos educadores; algo
debemos hacer frente al dolor, abandono,
violencia que sufren nuestros educandos; no podemos asumir una actitud
de irresponsabilidad o de inoperancia. Ser responsables implica responder de
las consecuencias de lo que hacemos y de lo que no hacemos. Por supuesto que
para ello, tal como hemos visto, es necesario hacerse cargo de la realidad,
luego cargar con ella y, ahora, encargarnos (responsabilizarnos) de ella;
preguntarnos, entonces, qué debemos hacer ante tal situación.
Cuando damos espacio y derecho a
cualquier acción injusta, sin hacer nada, no sólo aumentamos el daño a quien ha
sido injustamente agredido, sino que dificultamos la convivencia en paz de un
curso y damos lugar al mal ejemplo.
Recuerdo una noticia: Se informaba que tres estudiantes de enseñanza
media habían abusado de una compañera delante de otros estudiantes que hicieron
caso omiso de los gritos de auxilio e intentos de huida de la estudiante.
Arrastrada por el suelo; fue reiteradamente abusada sobre un escritorio; en la misma
sala de clases. ¿Los profesores? Pareciera que no existían. Resultado de esto y
de la denuncia efectuada por la alumna y su madre, la víctima debió ser
retirada del Liceo pues por razones obvias, no podía ni psicológica, ni moral o
socialmente, seguir compartiendo con quienes la habían abusado y con quienes lo
habían permitido. Sus victimarios, en cambio, siguieron en “su Liceo”, como si
nada hubiese ocurrido… En ética, a este
actuar se llama “actuar mal con agravante de escándalo”, pues con el ejemplo se
avala el mal actuar y no se corrige, con lo cual los observadores también son
moralmente dañados.
Debemos asumir nuestra
responsabilidad; atrevernos a mirar, ver y tomar las riendas para guiar a
quienes nos corresponda por buenos caminos y, si no existen, construirlos…
Buscar o crear un buen material en el cual los educandos descubran y logren
discernir y entender el buen y mal actuar, la diferencia entre virtudes y
vicios, se planteen dilemas éticos… Liderar para instar a otros a colaborar en
la misma ruta, elaborar planes de acción o programas educativos y, así, formar
en valores para erradicar la maleza y sanar las heridas de muchas almas.
Alfonso López Quintás, afirmaba en
el libro que escribiera junto a Gustavo Villapalos: “La responsabilidad es siempre
proporcional a la dignidad. La dignidad de quien consagra su vida a orientar a
niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del futuro de estas personas
y, consiguientemente, de la sociedad”
d) Antes de hacernos cargo de la realidad, debemos hacernos cargo de
nosotros.
Entender o
entendernos no es fácil. Por ahora, digámoslo en forma simple: Somos lo que
hemos ido haciendo de nosotros a lo largo de nuestra trayectoria de vida; en
ello debemos incluir lo que podíamos o debíamos haber sido y no fuimos y lo que
podríamos o deberíamos ser y aún no realizamos. Generalmente, entender nuestro
propio actuar personal, es mucho más complejo que entender el de otros… A
veces, la explicación o comprensión de una actitud, decisión o comportamiento
está en la interpretación o sentido que hemos dado en el pasado a una
experiencia que, para otros, podría no tener mayor incidencia. Analizarnos moralmente es difícil, influyen
sentimientos y un pasado que no es recordado tal cual ocurrió. Además, el pasado ya fue, no es modificable;
la esperanza está en proyectar un futuro que aún no es. Es algo que todo educador debe tener
presente, para alentar al alumno a superarse y no aplastarlo, haciendo hincapié
en el error ya pasado.
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